domingo, 25 de junio de 2017

El CETA sólo les conviene a los alemanes... by Mark de Zabaleta


El Comprehensive Economic and Trade Agreement (CETA) es un acuerdo amplio y ambicioso, en teoría muy positivo para la UE (Alemania) y para Canadá, y que entrará en aplicación lo antes posible…digamos lo que digamos en España.
Existe una gran oposición al mismo tanto desde la izquierda como desde la derecha, por la pérdida de soberanía nacional, la creación de entidades “supranacionales” de resolución de conflictos entre empresas y Estados y por las diferentes regulaciones entre la UE y Canadá en ámbitos como el laboral o el medioambiental… Porque la cruda realidad, es que la CETA, que destruirá mucho empleo, beneficia directa y exclusivamente a las grandes empresas…principalmente alemanas. Porque nuestras PYMES venden casi todo dentro de la UE, mientras las industrias supranacionales podrán olvidarse de las regulaciones de los países en los que venden, ya que podrán apoyarse en sus regulaciones locales. Un chollo.
Existe un interesante artículo de Keynes, poco conocido, que puede servir de referencia para nuestra política económica y que se titulaba: La Autosuficiencia Nacional, escrito en 1933 y publicado en la Yale Review, en plena crisis en Inglaterra. Ya no estaba “persuadido de que los beneficios económicos de la división internacional del trabajo sean comparables a lo que fueron”, aunque un nivel elevado de especialización internacional continuaba siendo necesario en un mundo racional.
Sin embargo, para una gama de más en más extendida de productos industriales, e incluso agrícolas, Keynes no creía que las pérdidas económicas debidas a la autosuficiencia “sean superiores a las ventajas” que pueden obtenerse en el marco de una misma organización económica y financiera nacional. Y proclamaba: “Produzcamos en nuestro país cada vez que sea razonable y prácticamente posible, y, sobre todo, hagamos lo necesario para que las finanzas sean nacionales”.
El verdadero objetivo del CETA (como el del TTIP) es cambiar la legislación europea y lograr que las grandes empresas canadienses y estadounidenses entren sin problemas en el mercado UE evitando las restricciones legales a sus productos. Los alimentos transgénicos, permitidos en Canadá, pero prohibidos en Europa, son uno de los grandes riesgos que nos traerá este peligroso acuerdo CETA.
Y la competencia será tan dura… que llevará a muchas pequeñas empresas españolas a la quiebra. Porque, como dijo Adam Smith, el padre de la Ciencia Económica:
“Un jardinero que cultiva su propio jardín, con sus propias manos, une en su persona los tres personajes, de propietario, agricultor y obrero. Su producción, por lo tanto, debe rendirle la renta del primero, la ganancia del segundo y el salario del tercero” ...

Mark de Zabaleta




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