sábado, 18 de octubre de 2014

Mark de Zabaleta: la solución es Keynes.




El socialismo implica, en teoría, una planificación y una organización colectiva real de la vida social y económica.
La receta de Keynes para salir de la crisis consiste en reducir el desempleo mediante el aumento de la Demanda Global, incrementando el Consumo al bajar los impuestos directos: los ciudadanos disponen de una mayor renta para incrementar su gasto, y Ampliar el gasto público, que refuerza e impulsa directamente esa demanda global.
Ciertamente se generaría un Déficit Público que sería cubierto mediante emisiones de deuda pública, que habría que colocar en los mercados a tipos de interés competitivo… los costes financieros subirían y la divisa sufriría una revaluación que acabaría en una pérdida de competitividad.
La solución es devaluar su moneda, pero Keynes no contaba con el invento de la Zona  Euro, que impide devaluar a sus integrantes…
Keynes estudió que los mercados no generarían automáticamente el pleno empleo y que durante las crisis económicas podría haber largos periodos de paro a gran escala. Sostenía que el Gobierno tenía el deber de aliviar el sufrimiento de los parados aumentado la demanda agregada de bienes y servicios.
“No hacemos nada porque no tenemos el dinero necesario”, decía Keynes en 1930 a un comité gubernamental que investigaba las causas de la crisis económica. “Pero es precisamente porque no hacemos nada por lo que no tenemos dinero”.
Existe un interesante artículo suyo que puede servir de referencia para nuestra política económica y que se titulaba: La Autosuficiencia Nacional, escrito en 1933 y publicado en la Yale Review, en plena crisis económica. Allí afirmaba: “Como la mayoría de los ingleses, he sido educado en el respeto del libre cambio”. Pero “mis esperanzas, mis preocupaciones y mis temores han cambiado”, en forma similar a lo que le ocurría a la mayor parte de su generación en el mundo entero. Ahora no estaba “persuadido de que los beneficios económicos de la división internacional del trabajo sean comparables a lo que fueron”, aunque un nivel elevado de especialización internacional continuaba siendo necesario en un mundo racional.
Sin embargo, para una gama de más en más extendida de productos industriales, e incluso agrícolas, Keynes no creía que las pérdidas económicas debidas a la autosuficiencia “sean superiores a las ventajas” que pueden obtenerse en el marco de una misma organización económica y financiera nacional. Y proclamaba: “Produzcamos en nuestro país cada vez que sea razonable y prácticamente posible, y sobre todo, hagamos lo necesario para que las finanzas sean nacionales”.
El socialismo en España ¿es Keynesiano?

Mark de Zabaleta

No hay comentarios:

Publicar un comentario