Ciertamente la guerra en Ucrania no ha cambiado muchas
cosas. Subieron los precios del petróleo, porque la electricidad ya había
subido tras la pandemia, y se encareció el transporte. Y con el transporte. estaba
claro, se encareció todo…
Y como todos pagaban más, todos subieron los precios,
y nos llegó una inflación galopante… para quedarse.
Porque para controlar la inflación la gran herramienta
de los Bancos Centrales es subir los tipos de interés. Pero la inflación, al
igual que el precio de la gasolina, sube rápido, pero baja muy, muy despacio…
Los
Bancos, las Petroleras, las Eléctricas y los Gobiernos ganan. Es siempre esa
famosa Oligarquía la que anuncia beneficios millonarios mientras los salarios
suben por debajo de la inflación.
Pero hay algo bueno. La radical prohibición para
producir coches de combustión a partir de 2035, un elemento clave del llamado
Pacto Verde Europeo con el que los Veintisiete querían lograr la neutralidad
climática a mitad de siglo, se ha convertido en un importante problema.
Alemania
e Italia se han movido para amenazar con bloquear el pacto, con otros países,
como Polonia o Hungría, que se oponen en principio a los ambiciosos objetivos
climáticos de la Unión, dispuestos a unirse al bloqueo, con lo que sumarían los
apoyos suficientes como para frenar el acuerdo que pondría fin a la venta de
coches diésel, gasolina o híbridos en 2035.
Mientras Italia presenta una oposición frontal a la
medida, en el caso alemán solicitan que se tengan en cuenta los llamados
e-fuels, es decir, los combustibles
sintéticos que son compatibles con los coches de combustión, aunque estos sean
todavía muy escasos y caros de producir.
La economía alemana es muy dependiente de la industria
automovilística, y Berlín se ha mostrado siempre dispuesta a proteger sus
intereses a nivel europeo y global. De
esta industria dependen cerca de 800.000 empleos y el 5% de la economía del
país. La transición a automóviles eléctricos afectará gravemente a
Alemania, donde muchos de los empleos están vinculados a elementos mecánicos
que dejarán de ser necesarios cuando los coches no sean de combustión.
Y
en España va a ser igualmente grave. Sorprende mucho que este Gobierno
“socialista”, que no ha creado todavía una infraestructura adecuada para cargar
esos coches eléctricos, tampoco se preocupe por los empleos que van a
desparecer en la industria del automóvil y en talleres mecánicos y otros. ¿Y
qué va a pasar con el transporte por carretera? Pregunten a Pedro Sánchez, que seguro
que inventa algo.
Como
dijo Galbraith: “Aunque todo lo demás falle, siempre podemos asegurarnos la
inmortalidad cometiendo algún error espectacular”.
Mark
de Zabaleta