Desde su llegada a
Londres en 1849, Marx tuvo un poco de tiempo para consagrarse a El Capital…un borrador que había
iniciado un par de años antes.
Para él la clave del
capitalismo era la explotación como fuente de beneficios y de crisis.
Con el tiempo, se
producen conflictos entre la superproducción y la incapacidad de las economías
para absorberlas (la Ley de Say de la economía clásica por la que toda oferta
genera su propia demanda quedaba en entredicho).
La explotación en el
plano económico equivaldría a la alienación de Hegel.
Durante treinta años
visitando diariamente la biblioteca del British Museum escribirá infinidad de
notas y bosquejos…pero casi todo quedó en forma de apuntes.
Leyó a los economistas
clásicos…y retomó en lo esencial el enfoque de David Ricardo sobre el trabajo
incorporado: las horas de trabajo necesarias para proporcionar los medios de
subsistencia a la mano de obra, y permitir su sustitución en la siguiente
generación, era lo que determinaba el valor del trabajo (no cualificado).
Será Engels (gran amigo,
y obligado colaborador) quien le convence para que entregue sus manuscritos,
una parte de ellos, y publicar así en 1867 un primer volumen de El capital,
iniciado veinte años antes.
Pero Marx siempre
conservará dos ideas clave del hegelianismo:
- La de una “razón” en la historia, una
permanente transformación que se pliega a las oscuras e implacables leyes del
capital.
- La Dialéctica, una confrontación y
lucha entre contrarios (clases)
Fue Georgi Plejánov en la
Rusia de Lenin quién acuñó la denominación de “Materialismo Histórico Dialéctico”.
Marx definió una teoría
de la realidad social en su Materialismo
Histórico…donde básicamente hay una estructura económica donde coexisten dos
clases sociales: la de los capitalistas o explotadores y la de los proletarios
o explotados. Sobre esta Estructura Económica encontramos una Superestructura
Ideológica (política, moral, religión, derecho, arte y filosofía) que delimita
una Conciencia Social. La estructura económica condiciona la superestructura
ideológica y ésta justifica a aquella, lo que permite su supervivencia. Los
sistemas político, jurídico y religioso forman el esqueleto fundamental de esa
conciencia social o superestructura. Y permiten justificar y mantener la
situación de explotadores y explotados. Aunque siempre existirán excepciones
entre los integrantes de cada uno de los sistemas, ello no anula que el sistema
en su conjunto sea perfectamente lógico.
Extrapolando
el análisis marxista a la actualidad, observamos muchas situaciones que
ratifican su validez. Los
desahucios se ejecutan por una ley (superestructura jurídica) que los
autoriza. Los políticos dicen que tienen que obedecer las leyes que ellos mismos
han aprobado y que hay que proteger el sistema bancario para evitar un caos en
todo el país. La Iglesia sólo opina para preservar sus ingresos.
Incluso para ella es una situación positiva porque potencia la caridad en
detrimento de la justicia.
No podemos olvidar el
paro, los bajos salarios, la corrupción, el desmantelamiento de las empresas
públicas (siempre con superestructura jurídica y política explicando la
legalidad de los mismos) …
El
verdadero marxismo es perfectamente válido si hay alguien que sepa aplicarlo…
Mark
de Zabaleta
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